Los boina roja no son sino una bella variación del original Carassius Auratus, que después de cientos de años de selección ha dado algunos de los habitantes más conocidos de los acuarios. Una variación especialmente apreciada tanto por su vistoso color, blanco perlado con una mancha roja sobre la cabeza, como por el hecho de significar buena suerte en la cultura china, tan afín a la acuariofilia.
Las condiciones para mantener a los boina roja son, pues, las mismas que para el resto de las variedades de Carassius Auratus. Lo primero a tener en cuenta es el gran tamaño que alcanzan estos peces, de más de 15 centímetros contando la cola, muy alejados de los diminutos individuos jóvenes que se ofrecen en los comercios y que a veces confunden a los principiantes. Así que cada ejemplar de boina roja necesitará al menos 40 litros, con lo que el tanque deberá ser de cierto tamaño si queremos mantener varios de estos peces. La temperatura, por su parte, no deberá superar los 24 grados en ningún momento, siendo la ideal de entre 18 y 20, y la filtración tiene que ser potente, dado que, como todos los peces de este género, el boina roja es un animal que ensucia bastante. Los productos para el tratamiento de agua ayudan a limpiar el acuario y evitar problemas de salud derivados de un hábitat insalubre.
A la hora de la alimentación se deberá cuidar el aporte vegetal, absolutamente necesario en su dieta, y complementarlo con comida seca y algo de comida animal. Encuentra la alimentación perfecta para tu boina roja en este enlace y garantiza su bienestar.
El boina roja es un pez que gusta de vivir en pequeños grupos. La reproducción es similar a la del resto de Carassius Auratus, y tiene una dificultad media, aunque se puede conseguir con ejemplares adecuados y una buena alimentación.