Además, los gatos evolucionaron en zonas calurosas donde era importante regular la temperatura corporal. Acicalarse elimina los pelos muertos y evita los enredos, de modo que si está en buen estado, el pelaje forma una capa aislante que protege al gato del sobrecalentamiento.
También ayuda el efecto de la saliva en días calurosos, su evaporamiento tiene efecto enfriador.
Aunque nuestro gato, se pase entre el 8 y el 15% de sus horas acicalando y limpiando su pelaje, necesita de nuestra ayuda para su higiene personal. Deberíamos cepillarlo con regularidad para mantener la piel y el pelo en perfecto estado, de esta forma, como rutina podemos observar si detectamos cualquier cosa fuera de lo común entre su pelo.
¿Cómo bañamos a nuestro gato?
En primer lugar, hay la gran creencia que el gato no le gusta nada el agua, pero esto no es del todo verdad, hay algunas razas de gatos que les gusta pescar y se mojan ellos mismos.
La mejor manera de que tu gato le guste el agua o al menos la tolere sin estresarse, es acostumbrarlo desde pequeño, con 1 o 2 meses de edad, edad que coincide con su etapa de socialización. Todo lo que podamos enseñarle en esta etapa, le proporcionará más seguridad en sí mismo en la edad adulta para enfrentarse a cualquier situación de la vida cotidiana.
Para empezar el baño, lo mejor es buscar un sitio adecuado donde haya tranquilidad (normalmente el lavabo) y que nos preparemos todo lo necesario para el baño, como el champú para gatos (no nos sirve los que usamos las personas), toallas, secador, etc. Además debemos tener claro que es importante disponer del tiempo suficiente, mínimo una hora.
El baño se puede realizar en cualquier pica o barreño donde quepa el animal.
Una vez lo tengamos todo listo, dejamos correr el agua un rato para que el animal se acostumbre al ruido y cuando esté tibia vamos mojando al gato poco a poco, primero con la mano y no con el chorro de la ducha directamente. Le iremos haciendo caricias mientras lo enjabonamos y luego dejamos que actúe el jabón unos 5 minutos. Después de este tiempo, aclaramos el cuerpo del animal con bastante agua para que no queden restos de jabón, es muy importante para no producir al gato picores.
Después del aclarado, llega el momento del secado. Es muy importante secar muy bien todo el pelo, no hay que dejarlo húmedo, si no es que es verano o la temperatura lo permite.
Empezaremos secando el pelo con una toalla para sacar la mayor cantidad de agua y luego seguimos con un secador de aire caliente. No debemos utilizar el secador en el primer día del baño porque le molestará mucho el ruido y no querrá volver a saber nada del baño. Lo mejor, es que en los posteriores baños usemos un secador que no haga mucho ruido, lo encendemos unos minutos antes de utilizarlo, para que el gato se vaya habituando o familiarizando al ruido del secador.
Podemos acercarle el secador para que vea que no es ninguna amenaza para él. Si, de todas formas, le da miedo el secador, no debemos frustrarnos, poco a poco y con paciencia se dejará. Con los gatos hay que tener mucha paciencia. En estas situaciones, lo secamos todo lo que podamos con toallas y lo dejamos que se acabe de secar en alguna habitación tranquila y caliente.
Si el gato le ha gustado el baño o no está muy asustado, cuando esté seco lo podemos peinar para acabar de arreglarle el pelo.
Instrucciones para realizar una buena higiene en general
Empiece desde que es pequeño.
Sea breve
Cuando su gato esté habituado a sesiones cortas, puede empezar a alargarlas.
Conozca los límites de su gato.
Observe su lenguaje corporal. Si agita la cola es que ya ha tenido suficiente.
Premie su buena conducta. ¡La mayoría de las veces seguro que se lo merece