La buena noticia es que, después de muchos estudios, finalmente se tiene bastante información sobre cómo los gatos ven el mundo.
Una de las curiosidades de la visión del gato es la capa llamada tapetum lucidum (alfombra brillante) que permite al gato absorber mucha más luz y ver entre 5 y 6 veces mejor que el ojo humano en la oscuridad. Igualmente, cuando la luz que recibe el ojo del gato es excesiva, las pupilas se contraen verticalmente quedando una estrechísima raya. Este mecanismo es lo que permite al gato proteger sus ojos de los excesos de luz.
La proporción del gato entre las células que registran la luz (bastones) y las que registran el color (conos) es de 20-35 a 1. Esto hace posible la capacidad del gato para ver en la oscuridad. Y es precisamente la cantidad de conos que posee la visión del gato, la que permite que nuestro compañero tenga una gran capacidad de enfoque pero que, sin embargo, no pueda adaptarse tan bien a los cambios. Esta mala adaptación también influye en la capacidad del gato para poder ver los objetos que no se encuentran en movimiento.
Por otra parte, la visión del gato es óptima entre los 2 y los 6 metros, cuenta con una visión tridimensional superior a la de otros mamíferos y no aprecian todos los colores aunque cuentan con conos que les permiten tener cierta sensibilidad a los colores verde y azul.
Un dato adicional es que los gatos cuentan con un ojo que se asemeja al gran angular de una cámara fotográfica y es que cada uno tiene un ángulo de visión de 205 grados.
Todas estas son las peculiaridades de la visión del gato y cada una de ellas le ayuda a desempeñar sus tareas de caza de forma óptima. Lo positivo de conocerlas es que acercándonos un poco a la forma en la que nuestro gato ve el mundo, podemos también mejorar su calidad de vida.