Entre las enfermedades que puede sufrir un gato siamés, la más frecuente es la infección respiratoria, causada por bacterias o virus. Si estornuda más de lo habitual habrá que llevarlo al veterinario, al igual que si presenta secreción en la nariz y los ojos o si su estado de ánimo decae notablemente. Puede dejar de comer o verse afectado su sentido del olfato.
Por su parte, el gato siamés también puede sufrir enfermedades del corazón (cardiopatías). Los dueños pueden sospechar de este trastorno si se resiente mucho al correr o jugar, si tiene dificultad para respirar, decaimiento, etc.
A medida que va envejeciendo, el gato siamés dejará de tener ganas de ejercitarse, correr, saltar o jugar, por lo cual tendrá tendencia a engordar y sufrir sobrepeso. La temperatura corporal aumentará y el color de su manto se oscurecerá, ya que esta raza es sensible al calor. También puede deberse a la mala circulación sanguínea por la obesidad.
Las enfermedades del gato siamés del tipo congénitas o hereditarias (se desarrollan durante su vida por cuestiones de genética) son estrabismo, otitis, sordera, desordenes de conducta (miedo, agresividad, nerviosismo) y urolitiasis (formación de piedras o cálculos en la vejiga).
Son menos frecuentes en el gato siamés los nudos en la cola por alteración en los cartílagos del esternón y los casos de hidrocefalia y carcinoma mamario.
Si se siguen al pie de la letra los consejos sobre la salud del gato siamés, puede vivir hasta 15 años o más. No hay que olvidarse de cumplir con el calendario de vacunación y llevarlo a la consulta con el veterinario una vez al año por lo menos (o lo que el profesional indique).
