El carácter del Spitz está relacionado con la tranquilidad, la alegría y la capacidad para ser adiestrado. Esto quiere decir que habrá que aprovechar estas virtudes para educarlo desde cachorro. Aprende muy rápidamente y lo mejor de todo: nunca olvidará una orden, sobre todo si proviene de su amo, del cuál es bastante apegado y dependiente.
El Spitz entonces, tiene un excelente comportamiento y conducta. Es bastante enérgico, demuestra su afecto constantemente con los miembros del hogar. Con los desconocidos será reservado y distante. No tiene interés en la cacería, por lo que puede ser usado como vigilante de ganado en las granjas, por ejemplo. Además, es muy resistente a estar a la intemperie, robusto y longevo, pudiendo vivir hasta 15 años.
La convivencia con otros perros es maravillosa, pueden vivir también con gatos si se los acostumbra desde pequeños. Suelen ser muy buenos compañeros de los niños, porque les encanta jugar durante horas sin cansarse. El Spitz necesita de cuidados mínimos porque es una raza de pequeñas dimensiones. Habrá que tener en cuenta que su manto de pelo precisa de cepillado y cortes periódicos, ya que es bastante espeso.
Durante el verano pueden sufrir un poco del calor, por lo que se aconseja cortarle más el pelo. En invierno estarán muy a gusto. Otra de las recomendaciones a tener en cuenta para adoptar un Spitz es que no deberá engordar demasiado, algo común en los perros de la ciudad que no pasean a diario. Además de ser perjudicial para su salud, tendrá un aspecto de una “bola de pelos”.