El Siamés, procedente del antiguo reino de Siam (Tailandia) produce controversia desde su primera aparición en Europa hacia el 1870. Desde entonces y hasta nuestros días para unos es un simple gato con máscara de enormes orejas mientras que para otros, los más, se trata del gato más elegante del mundo, en cualquier caso, sus intensos ojos azules no dejan a nadie indiferente.
Se distingue por un lado el siamés moderno o siamés propiamente dicho, y por otro el siamés tradicional o Thai. Son las mismas razas de gatos, pero variedades diferentes dentro de la raza Siamés, aunque pocas literaturas separan estas variedades en razas diferentes.
Carácter – Convivencia – Comportamiento – Educación:
El Siamés es un gato muy afectuoso y suele demostrarlo frecuentemente, la convivencia con un gato de esta especie implica acostumbrarse a sus maullidos continuos tanto sean de alegría como los más graves característicos del celo.
De los animales domésticos, el gato por naturaleza es el que conserva mayor independencia.
Los siameses, aunque fieles a sus amos, nunca estarán sometidos, mostrando su descontento ante situaciones que no son de su agrado si bien con una mínima educación se mostrarán bastante sumisos. Su comportamiento está muy ligado a las personas, ya que es muy afectuoso, algo que suele demostrar con frecuencia a sus amos. Algunos siameses son muy sociables y sentirán curiosidad por conocer a tantas personas como lleguen a la casa y otros correrán a esconderse nada más escuchar el timbre de la puerta, aunque siempre curioseando desde lejos a nuestros visitantes. Y ésa es una de sus principales cualidades: la curiosidad, que aunque es corriente en los gatos, en esta raza es más acusada : investigará todos los cambios que se produzcan en su hábitat.
Tiene una agilidad extraordinaria, demostrable por su musculatura, mucho más firme que otras razas de gatos más sosegadas. Asimismo, se destaca por su hiperactividad típica de las razas asiáticas y su energía arrolladora, que demuestra corriendo y saltando por toda la casa. Como compañero destaca por ser alegre, curioso y muy cariñoso. El gato siamés es el más afectuoso de la especie y el más activo.
Cuidados y Salud:
El gato Siamés no necesita una atención demasiado meticulosa, su pelo corto sólo requiere un buen cepillado de vez en cuando para evitar la acumulación de pelo muerto.
Entre las enfermedades o lesiones más frecuentes se encuentran; el Estrabismo (alteración del nervio óptico producida por el gen cs) y los nudos en la cola (alteración en los cartílagos del esternón). En menor medida también se encuentran casos de Carcinoma mamario e Hidrocefalia.
Historia:
Siamés, el príncipe de los gatos, tiene una historia que precede a los documentos escritos. Esta joya oriental se encontraba entre las primeras razas que surgieron durante los años en que se fue estableciendo la afición por los gatos. Tras pasar algo más de un siglo desde aquellos tiempos, el Siamés ha demostrado ser el más popular de los felinos domésticos. Ha transmitido su indeleble tipo a todos los gatos del mundo. Muchas razas actuales se crearon, en mayor o menor medida, mediante cruces con él. El Ragdoll, el Sagrado de Birmania, el Mandarín, el Thai, el Tonkinés, el Bombay, el Ocicat, el Snowshoe y el Balinés son ejemplos de tales razas.
Además, el famoso patrón de color del Siamés ha sido transferido a muchas razas, entre las que se incluyen sus dos famosos coetáneos: el Persa y el Británico del pelo corto. Para un aficionado normal a los gatos, es la raza más conocida en todo el mundo, aunque puede que los propietarios de un Persa pongan esto en tela de juicio. No obstante, y a su vez, el Siamés ha sido cruzado con otras razas para ampliar su gama de colores.
El texto más antiguo del mundo que ofrece detalles sobre numerosas variedades de gatos y sobre cómo criarlos se conoce con el nombre de Libro de Poemas del Gato (Tamra Maew). Se desconoce la fecha exacta en la que se escribió e ilustró el original de este manuscrito, parecido a un acordeón. El texto y los dibujos fueron copiados varias veces en pergamino a lo largo de los años. Como consecuencia, el texto y los dibujos de cada ejemplar variaban ligeramente, pero las primeras copias se han datado en el periodo Ayutthaya de la historia de Siam (Tailandia) que va desde 1350 hasta 1767.
La primera ilustración de un Siamés en Europa parece ser un grabado (de alrededor de 1793) realizado por Peter Simon Pallas (1741-1811). Pallas era un afamado naturalista que pasó muchos años en Crimea. Su ilustración del Siamés muestra un tipo rechoncho con unos extremos corporales oscuros obvios y unas orejas un tanto cortas en comparación con los ejemplares actuales. Por supuesto, la raza vivió fuera de Siam mucho tiempo antes de que empezara a ser conocido en Inglaterra.
En 1871, el Siamés hizo su aparición en la primera exposición felina importante del mundo, que se celebró en el Crystal Palace de Sydenham (Londres) el 13 de julio. Considerada como de mal agüero por algunos, esta fecha resultó ser muy afortunada para los aficionados a los gatos. Fue este evento el que realmente hizo que se encendiera la llama del interés por la afición a los gatos. Su organizador, Harrison Weir, se convirtió en un famoso personaje en el mundo felino.
Entre los gatos que se podían observar había un par de Siameses. Éstos aparecieron ilustrados, junto con otros ejemplares premiados, en el periódico The Graphic nueve días más tarde. Un periodista escribió: «eran unos ejemplares de color leonado claro, con las patas de color negro azabache: unos gatos no-naturales como propios de una pesadilla». Otro dijo que eran «singulares y elegantes con sus dos tipos de pelaje, con sus orejas con las puntas negras y unos ojos azules con las pupilas rojas».
Sabemos pocas cosas más sobre estos gatos (quién era su propietario o sus orígenes). En los años posteriores, se celebraron muchas otras exposiciones felinas que tuvieron un gran éxito en Gran Bretaña, además de en otros países No obstante, el número de Siameses presentados continuó siendo pequeño. En 1889, Harrison Weir constató que sólo se habían presentado 19 Siameses distintos en las exposiciones del Crystal Palace.
A veces se dice que la raza siamesa de Occidente se desarrolló a partir de una reserva genética muy pequeña (posiblemente no más de 20 ejemplares). No obstante, esto no es totalmente seguro, aunque puede tener una base cierta si se aplica a los primeros años del desarrollo de esta raza.
En realidad, una vez que el Siamés comenzó a tener un seguimiento importante durante los primeros años del siglo XX, muchos ejemplares fueron exportados desde Siam a Gran Bretaña. Como siempre, cuando cualquier mascota empieza a ganar popularidad, siempre hay una avalancha de gente que aprovecha la oportunidad para obtener beneficios rápidos. Esto fue así en los primeros años de la afición por los gatos, al igual que sucede en la actualidad.
El Siamés, mucho más que cualquier otra, siempre ha estado estrechamente relacionado con la realeza y la religión, en este caso el budismo. En los primeros tiempos fue conocido con el nombre de Gato Real, Sagrado o de Templo de Siam. Se decía que sólo la nobleza o los templos podían ser propietarios de ejemplares de esta raza. No se permitía su exportación a no ser que se tratara de un obsequio especial para un dignatario extranjero.
Los primeros Siameses que llegaron a Gran Bretaña fueron regalos para el vicecónsul británico Edward B. Gould por parte del rey Chulalongkorn (Rama V), que gobernó en Siam desde 1869 hasta 1910. La pareja de gatos llegó a Gran Bretaña en 1884 al cuidado de Owen Gould, hermano del vicecónsul. Fueron entregados a una hermana suya, Mrs. Veley, que exhibió su descendencia en la exposición del Crystal Palace de 1885, donde uno de ellos obtuvo el galardón al Mejor de la Exposición.
Durante los siguientes años, Mrs. Veley importó muchos ejemplares (a través de su hermano) de Siam, para hacer frente a la creciente demanda de ejemplares de estos felinos que se habían puesto muy de moda. En 1901 se convirtió en la cofundadora del Siamese Cat Club.
Muchos expertos actuales en cuestiones felinas han puesto en duda la historia sobre el regalo real. En primer lugar, Gould nunca dijo tal cosa, aunque sí es cierto que era el propietario de los gatos. Además, su hermana dijo años más tarde que su primer Siamés (de nombre Mia) le había costado a su hermano sólo tres ticales (que entonces equivalían a 0,46 euros actuales). El hecho de que Mrs. Veley fuera capaz de comenzar a importar muchos gatos de Siam, al igual que hicieron otras personas en esos tiempos, nos explica su historia.
Aunque el Siamés era, sin duda, tenido por la nobleza, ésta no tenía en modo alguno su monopolio. Los relatos de la gente que viajó a Siam durante la década de 1930 aclararon que muchas personas, incluso extranjeros, tenían Siameses como mascotas. No había tipos felinos especiales asociados con la realeza ni ninguno que estuviera especialmente relacionado con los templos. Esta visión apoyaba los comentarios hechos por la legación siamesa muchos años antes como respuesta a las investigaciones realizadas, a este respecto, a principios del siglo XX, por parte del Siamese Cat Club.
El tipo de Siamés más común habría tenido sin duda un alto porcentaje de ejemplares con la cola torcida y con estrabismo (bizcos). Por comparación, el tipo más regio mostraría una incidencia mínima de estos problemas. Ambas faltas eran conocidas por los aficionados que leyeron El Libro de Poemas del Gato, y se sabía que no eran deseables y que estaban asociadas con la mala suerte.
En 1878, la casa real de Siam regaló un gato a Lucy Hayes (esposa del entonces presidente de EE.UU.), vía el cónsul general estadounidense. El gato llegó a EE.UU. en 1879, pero murió más tarde ese mismo año. Así pues, sabemos que existen verdades, exageraciones y mitos en las historias transmitidas en torno al Siamés. No hay duda de que los primeros criadores tenían mucho a ganar propagando las historias sobre la relación de esta raza con la realeza. Rechazaron con presteza cualquier relato que pusiera en tela de juicio la imagen establecida que estaban creando para esta raza.
Conforme el siglo XX iba avanzado, el Siamés estaba ganando popularidad rápidamente. Llegaron animales reproductores a EE.UU. durante los últimos años del siglo XIX. En Francia se importaron animales de esta raza al mismo tiempo de su aparición en Gran Bretaña. Se puede obtener una medida de su progreso en Francia por el hecho de que en la quinta exposición del Jardin d’Acclimatation de París de 1901, unos 37 gatos de los 256 expuestos eran Siameses. En Australia esta raza hizo su aparición en la Gran Exposición Anual del Victoria Poultry and Kennel Club en 1901. En esos tiempos la raza recibía el nombre de Siamés Real.
En 1901 también se pudo ver a esa raza en la exposición felina de los Reales Jardines Zoológicos de Copenhague (Dinamarca). En Alemania, el Siamés no apareció hasta principios de la década de 1920. Se dice que los dos Gatos Siameses de Templo exhibidos en la exposición felina de Nuremberg fueron los primeros de esta raza que pudieron verse en ese país. Es difícil creer que esto pueda ser verdad. A medida que avanzó el siglo XX, los Siameses se hicieron cada vez más populares en las cada vez más numerosas exposiciones felinas, haciendo que esta raza fuera progresivamente más conocida por el público.
Los primeros Siameses importados eran muy distintos de los ejemplares actuales. Tenían un cuerpo más robusto, una cabeza más redonda y una capa más densa y resistente a las inclemencias meteorológicas. En el estándar que Harrison Weir preparó para esta raza en 1892, la capa recibe el apelativo de «lanosa ». La cría de muchos de los primeros ejemplares resultó difícil. Aquellos que no estaban fascinados por el Siamés destacaron rápidamente que su temperamento también dejaba mucho que desear. Como contraste, en 1895, Harrison Weir ensalzó sus virtudes como una de las razas más importantes que habían sido introducidas en las Islas Británicas.
Una vez se organizó el Siamese Club de Inglaterra, éste redactó su primer estándar en 1902. El estándar permaneció prácticamente intacto hasta 1980, cuando el Siamese Club de Inglaterra introdujo numerosas revisiones para que estuviera a la altura de los cambios que se habían dado a lo largo de los años en el aspecto de la raza. En EE.UU., el estándar británico fue revisado en 1927 para adaptarse mejor a los gustos de la afición felina americana.
Tras los desastres propios de la segunda guerra mundial, la afición felina en Gran Bretaña se volvió a reorganizar rápidamente. Se suministraron Siameses británicos a muchos países europeos cuyos ejemplares de esta raza se habían visto diezmados por la guerra. Hacia la década de 1950, el Siamés estaba retando al Persa en ser la raza felina más popular en Gran Bretaña. En los últimos años de dicha década, se convertiría en la raza número uno durante algunos años. En el transcurso de las décadas de 1960 y 1970, un ejemplar que dio un verdadero empujón a la raza fue Jason, el gato del programa Blue Peter de la BBC. Sus apariciones en la exposición felina nacional siempre atraían una enorme atención.
Echando la vista atrás, puede discutirse sobre si la década de 1960, en concreto, supuso la época dorada de esta raza. El tipo moderno era más elegante y había sustituido al tipo corporal anterior. Los problemas de las colas torcidas, el estrabismo y la dificultad para la cría eran en gran medida un asunto del pasado. El número de exposiciones felinas aumentó y continuó haciéndolo durante la década de 1970. Parecía que todo el mundo estaba encantado con el Siamés.
Al principio de esta época, Ch. Inwood Shadow (propiedad de Mrs. McGregor), una fabulosa hembra, estaba siendo ensalzada como ejemplo supremo del aspecto que debía tener un Siamés. Al final de esta época nacería otro gato maravilloso. Se llamaba Kuala Caru y se convertiría en uno de los pocos ejemplares que obtendría el título de campeón de campeones. Estaba todavía ejerciendo como semental cuando tenía 16 años. Murió a los 18 años de edad en 1985.
A pesar de los grandes pasos en favor de la popularidad de la raza durante la década de 1960, el enorme crecimiento en la popularidad del Siamés no estuvo falto de críticas. La famosa criadora Kay Hill, entre otros, ya decía a principios de la década de 1960 que la cuestionable resistencia y calidad de algunas líneas de cría estaba comenzando a dar lugar a problemas no deseados. En 1962 dijo que «el resultado aparecerá tarde o temprano es algo seguro (los gatos se encargarán de hacérnoslo ver)». Ese mismo año, el presidente del Siamese Cat Club de Inglaterra, Sir Compton McKenzie, dijo que «ciertos criadores estaban echando a perder al Siamés del mismo modo en que se habían estropeado ciertos perros de caza… con el objetivo del éxito en las exposiciones de belleza».
Durante los «años dorados» se estaban introduciendo nuevos colores en el Siamés. Éstos provocaron un considerable debate. En EE.UU. dio lugar a la creación de una nueva raza, la Colorpoint Shorthair, pero en Gran Bretaña estos ejemplares fueron aceptados como pertenecientes a la raza Siamesa. Desde aquellos tiempos, se han añadido nuevos colores para que el aspirante a propietario disponga de un amplio surtido donde elegir.
Desde el punto de vista de su tipo, el Siamés ha continuado haciéndose, desde la década de 1980 hasta el momento actual, más y más esbelto, especialmente en EE.UU. Durante ese mismo periodo, el número de inscripciones en el libro de orígenes genealógico ha descendido constantemente a ambos lados del Atlántico. Así, con unas cifras que disminuyen cada año, no es necesario ser un matemático para ver que en los próximos años esta raza se verá superada por el British Shorthair, a no ser que las cosas cambien.
Apariencia General:
El Siamés es un gato de tamaño medio, de cuerpo esbelto y extremidades largas. La cabeza triangular con hocico fino, grandes y puntiagudas orejas y ojos almendrados de color azul intenso. Su pelaje es corto y sedoso, los colores más habituales son las distintas gamas del marrón/beige en la tonalidad característica que produce el gen cs de la línea albina; coloración oscura en extremidades, cola, cara y orejas y coloración clara en el resto del cuerpo.
El Siamés es un gato con un cuerpo alargado y unas líneas esbeltas, y con unas patas largas y delgadas. Su capa es corta. La cabeza se compone de líneas rectas, mientras que las orejas son más grandes que en el caso de muchas razas felinas. La cola es larga y fina. Los ojos tienen una forma oriental y deben ser de color azul.
La esencia del Siamés tradicional o Thai es que nada en él es excesivamente exagerado. La cabeza es bellamente redondeada, y de aquí el otro apelativo que recibe este tipo: de cabeza en forma de manzana. Las orejas tienen un tamaño moderado, aunque siguen estando abiertas en su base. Están insertadas formando un cierto ángulo con la cara, pero son más verticales que en el caso del tipo moderno. Las puntas de las orejas están agradablemente redondeadas. Los pómulos están llenos y la barbilla es un tanto roma.
Existe una ligera desviación (indentación) en el punto en el que la frente contacta con la nariz. Los ojos son menos orientales que en el tipo moderno. La mitad superior del reborde ocular tiene una forma almendrada, y la mitad inferior es ligeramente redondeada. El cuello es más corto y tiene más sustancia que el del tipo moderno. Del mismo modo, el cuerpo tiene mucha más sustancia y es más musculoso. Las extremidade tienen una longitud media y un aspecto un tanto más corto que en el caso del tipo moderno. Esto se debe a que el tipo tradicional tiene un tórax más profundo y unos hombros con más sustancia que el tipo moderno.
La capa del tipo tradicional es mucho más densa y áspera que la del tipo moderno. Tiene una subcapa densa y lanosa sobre la que se encuentran unos pelos de guarda más ásperos y se combinan para dar lugar a un excelente pelaje resistente a las condiciones climáticas. El tipo tradicional es el del Siamés original. Fue el tipo preferido hasta mediados de la década de 1940, cuando comenzó a perder protagonismo en favor del tipo moderno.
El Tipo clásico recibe este nombre debido a que fue el dominante en el periodo en el que el Siamés se ganó su mayor seguimiento. Comenzó a aparecer a mediados de la década de 1940. Había desaparecido, en gran medida, de las exposiciones de belleza hacia mediados de la década de 1970. Es una versión más aerodinámica del tipo tradicional. La cabeza tiene forma de cuña pero no excesivamente. Las orejas tienen un tamaño mayor que en el caso del tipo tradicional, pero son más pequeñas que en el tipo moderno. El cuerpo tiene menos sustancia que en el tipo tradicional, pero aún así tiene bastantes carnes y musculatura. Es, en todos los aspectos, una versión menos extremada del Siamés, aunque es claramente más oriental que el tipo tradicional.
Es el singular patrón de coloración del Siamés el que hizo que esta raza sobresaliese respecto al resto. Fue la base del Siamés. Actualmente, este patrón puede verse en muchas otras razas (recibe recibe el nombre de Colourpoint o Himalay en el caso del Persa) habiéndoles sido transmitida mediante hibridación con el Siamés. Esto significa que el encanto del Siamés se basa actualmente tanto en su forma corporal como en su temperamento encantadoramente travieso y en su patrón de coloración. No obstante, dicho patrón sigue siendo su principal rasgo.
La máscara, las orejas, los pies y la cola son de un determinado color, y el resto del cuerpo tiene un tono más claro de este mismo color. El color debería ser lo más denso posible. Debería haber un claro contraste entre el color de los extremos corporales y los del cuerpo. La máscara debería ser completa, lo que significa que debe ser lo más homogénea posible sobre toda la cara. Debería conectar con las orejas mediante trazos de color finos y a juego que pueden no ser evidentes en los gatitos.
Actualmente existen 34 variedades de color en el Siamés aceptadas en Gran Bretaña por el Governing Council of the Cat Fancy (GCCF). Podemos dividirlas en dos tipos: unicolores, lo que quiere decir que los points (extremos corporales) son del mismo color en toda su superficie, y aquellos que implican un patrón de colores. De las 34 variedades de color, sólo 4 son propias del Siamés, habiendo sido introducido el resto mediante cruces con otras razas.
Existen otras muchas variedades de colourpoint teóricamente posibles. En Australia, el número total de variedades supera actualmente las 50. En breve, estos nuevos colores/patrones serán probablemente reconocidos en Gran Bretaña, donde algunos se encuentran en fase experimental.
En condiciones ideales, el color del cuerpo debería ser homogéneo, pero esto rara vez suele suceder y están invariablemente presentes tonos más oscuros. Esto debería restringirse al dorso y a los lados del cuerpo, y nunca deberían aparecer en el antepecho, el tórax o en la parte inferior del cuerpo. En las variedades con patrones de coloración, los tonos serán los propios de cada variedad.
Finalmente, se puede decir que los muchos criadores del tipo tradicional aceptan sólo como propios del Siamés los cuatro colores originales: seal (castaño), azul, chocolate y lilac (gris rosado). No obstante, nada es inmutable. Sin duda, se aceptarán más colores/patrones en los próximos años.
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