Unos de los principales errores a la hora de elegir un gato como animal de compañía, es la creencia por parte de los futuros propietarios, de que necesita menos atenciones o que sus necesidades son menores. No debemos adquirir un gato, bien sea comprado o adoptado, por el mero hecho de que, nos gustaría tener un perro, pero no tenemos tiempo para sacarlo a pesar, hecho que se repite, más a menudo de lo que a priori podemos pensar.
Bien es cierto que el menor tamaño de los gatos (comparado con algunas razas de perro), el no dedicarle, generalmente, tiempo al paseo, que las dimensiones de las viviendas actuales suelen ser menores (se vive más en pisos) y el aumento de la docilidad de los individuos felinos, ha provocado que el gato, en la mayoría de países supere, actualmente al perro, como animal de compañía.
Por todo ello es interesante que conozcamos diferentes conductas y reacciones particulares de este nuevo individuo que formará parte de nuestro hogar.
- Patrones de actividad
La famosa fama, ganada a pulso, por nuestros compañeros felinos, de poco activos, en muchas ocasiones es cierta, pero hemos de saber que también tienen necesidades de realizar conductas activas, tales como juegos, caricias, etc., que no debemos pasar por alto, este descuido puede provocar animales, muy excitables para su manipulación o gatos obesos, debido al poco ejercicio que realizan. Aparece una población muy alta de animales con trastornos graves físicos, asociados a la obesidad.
2. Conducta trófica
Entenderemos como tal, al sistema de elección, selección e ingesta del alimento. El gato es un animal estrictamente carnívoro, con lo cual, debe comer su pienso especifico para la especie, es decir, un pienso de perro no contiene todos los nutrientes necesarios para nuestro gato e incluso existen aminoácidos tales como, ácido araquidónico y taurina, que el gato no sintetiza por sí sólo y los debe extraer de la dieta.
Debido a la poca ingesta de agua por los felinos en general, facilitar una cucharada pequeña de comida húmeda, en la dieta diaria, facilitará una dieta más alta en este componente.
También hemos de saber que el gato, llega a ingerir alimentos hasta en 12 o 14 ocasiones a lo largo del día, eso provoca que debe tener pienso “ad libitum” (siempre a su disposición), salvo por una recomendación médica.
Los bebederos lleno a rebosar o de agua circulante, son los preferidos por nuestros gatos y siempre alejados de la comida y del lugar de descanso o eliminación.
3. Conducta de eliminación
Una alteración en esta conducta provocará, casi de inmediato, la visita a un especialista del comportamiento, ya que es muy molesto para un propietario encontrar heces u orina dispersadas por el hogar. Los factores pueden ser muchos y siempre descartaremos problemas orgánicos antes de pensar en un problema conductual. Pero si sanitariamente el animal se encuentra bien, podríamos pensar, en conductas de marcaje, influenciado por hormonas, aversión a la bandeja, generalmente por la ubicación de esta o incluso problemas asociados con el estrés, entre otras causas.
4. Juego (véase “que juegos realizar con mi gato”)
El tiempo destinado al juego no debe pasarse por alto, la carencia de este o el exceso, pueden provocar alteraciones difíciles de controlar si se cronifican en el tiempo.
5. Comportamiento social
Entender la conducta social de nuestro gato nos ayudará a mantener un equilibrio de interacción con él, siendo esto de vital importancia para una relación sana y placentera para ambos.
Si basáramos el comportamiento del gato, únicamente en el de su ancestro, el gato salvaje africano, deberíamos decir, que vive en una estructura social solitaria, pero la domesticación provoca cada vez más, que nuestro gato actual, dependa más, socialmente hablando, del contacto con el hombre y con otros congéneres.
En este caso surgen grandes diferencias genéticas y el papel más importante lo origina, la experiencia previa.
La valoración de que un gato vive mejor sólo que con otro gato, o el hecho de marcharme de casa y no llevármelo es mejor para él, es un pensamiento algo simplista.
Un animal que ha vivido sólo casi toda su vida, puede preferir seguir haciéndolo así, pero animales acostumbrados a tener contacto con otros congéneres, pueden mostrar signos de apatía tras la marcha de alguno de ellos.
Y a su vez, dejar al gato en casa, si marchamos de fin de semana, suele ser la mejor opción, siempre que tengamos una persona de confianza que se responsabilice de él en nuestra ausencia, pero eso no implica que no sea, en ocasiones algo traumático para el animal, sino que es preferible hacerlo así a transportarlo en el transportín, que normalmente no ve nunca, montarlo en un coche que le asusta y aparecer en un lugar que no conoce.
La introducción de un nuevo individuo, en el hogar también puede provocar alteraciones comportamentales en nuestra mascota, en este caso y en los nombrados anteriormente, la mejor de las opciones es asesorarnos con un especialista, antes de tomar decisiones.
El estrés felino puede aparecer con facilidad y en ocasiones es difícil identificarlo en el día a día, provocando esto que si se cronifica, sea muchos más difícil de eliminar y las consecuencias son más graves.
6. Comunicación
En muchas ocasiones el desconocimiento de los sistemas de comunicación de nuestras mascotas en general, provocan malos entendidos que pueden acabar con el equilibrio de la relación que habíamos creado.
El gato usa diferentes sistemas de comunicación, tales como:
Comunicación postural, mediante la colocación de sus patas, cola, orejas, boca…, y posición completa en general, nos puede estar indicando el estado de ánimo en el que se encuentra. La mala interpretación de ese lenguaje puede provocar accidentes, es decir, en ocasiones vemos a nuestro gato moviendo la cola de un lado a otro y se interpreta como una señal de alegría o petición de juego y nos lanzamos a tocarlo sin ningún reparo, pero nos ataca. Este ataque sería debido a la mala comunicación, ya que el gato, con su movimiento de cola, nos estaba indicando que no le apetecía ser tocado, cosa que nosotros ignoramos. Otro ejemplo sería la postura de las orejas, si están rectas y mirando hacia los lados cuidado, está enfadándose y si están horizontales mirando al suelo, está en modo agresivo.
La comunicación táctil está también muy presente en nuestros gatos, acostarse junto a nosotros o frotarse en nuestra piernas, son señales afiliativas que nuestro gato realiza para nosotros.
Comunicación olfativa, como ya hemos dicho anteriormente el gato proviene de una estructura social solitaria y tiene tendencia a defender de forma activa su territorio, por la tanto la comunicación olfativa es muy importante en su vida diaria.
Las marcas con orina, frotar las mejillas o la base de la colas y muchas otras glándulas repartidas por su anatomía, son una faceta más dentro de la comunicación felina.
Comunicación auditiva, la relación del gato con el hombre ha provocado cada vez más, animales más vocales y comunicativos mediante sonidos, sin dejar pasar por alto las grandes diferencias raciales. Sonidos como el ronroneo, el maullido, bufido y muchos otros están casi siempre presentes en nuestros gatos domésticos.
Grooming: La conducta de acicalamiento, término traducido del inglés “Grooming”, está muy frecuente en muchos animales y de forma bastante clara en nuestros gatos domésticos.
La presencia de ésta es importante para el control de ectoparásitos, control de la temperatura corporal e incluso para estabilizar las relaciones sociales de los animales que viven en grupos.
Siempre hemos de tener en cuenta que, una alteración en esta conducta, bien sea por aumento de ella (alopecia psicógena) o por la disminución de ella, provocando un pelaje en mal estado, puede estar indicándonos problemas de salud o situaciones de carencia de bienestar animal. A saber:
Estrés: Los gatos que viven habitualmente en nuestros hogares, son animales fácilmente estresables, eso no quiere decir que todos deban sufrir estrés ante cualquier situación, pero deberemos saber identificar estas situaciones cuanto antes.
Conductas tales como, la disminución de la actividad en general o el grooming, esconderse más de lo normal, pérdida de contacto con los habitantes del hogar, irritabilidad o excitabilidad, pueden indicarnos situaciones de alarma en nuestro querido animal de compañía.
La presencia de un individuo nuevo, obras en el hogar, patologías orgánicas y un sin fin de causas más pueden provocar la aparición de los síntomas.
En cualquier caso la identificación temprana y el tratamiento de un especialista de la conducta felina, serán la mejor opción para paliar este problema.
No dudemos en solicitar esta atención, ya que no solucionarlos a tiempo puede agravar mucho más la situación llegando a provocar en muchos propietarios, la necesidad de un nuevo hogar para nuestro gran compañero felino o en el peor de los casos, plantearnos la eutanasia.