Tiene un carácter divertido y amigable y tiene un comportamiento resistente y paciente con los niños.
Desde el primer día que nuestro West Highland Terrier llega a casa, hay que dejarle muy claro quién es el líder y cuál es su sitio dentro de la familia. Es una raza que desarrollará un carácter dominante si no somos firmes en este aspecto, especialmente los machos.
Es una raza inteligente y fácil de adiestrar. Responde muy bien al refuerzo positivo y disfruta con el adiestramiento. Es aconsejable empezar con las órdenes básicas: sentarse, estarse quieto y acudir a nuestra llamada. Una vez dominadas, podemos pasar a trucos más complejos. La clave es ser consistente con nuestras acciones y dedicar sesiones cortas pero a diario.
También hay que insistir desde cachorro para que ande a nuestro lado sin tirar de la correa. Si somos constantes y efusivos al recompensarle, aprenderá rápidamente cuál es el comportamiento que esperamos de él.
Un aspecto que no debemos descuidar es la socialización de nuestro West Highland Terrier. No es una raza que tenga un carácter agresivo por naturaleza, pero debemos socializarlo para que esté tranquilo y relajado cuando se encuentre con gente desconocida. También es importante hacer una buena socialización si queremos que conviva con más perros u otras mascotas.
La parte más complicada de adiestrar en un West Highland Terrier es enseñarle donde y cuando queremos que haga sus necesidades. No es una raza especialmente difícil en este aspecto, pero al ser tan fácil adiestrar en obediencia básica, podemos encontrar esta parte más frustrante. No obstante, si somos constantes en este aspecto, nuestro perro aprenderá rápidamente a seguir unos horarios y a hacer sus necesidades donde nosotros le indiquemos.
